Sin escrupulos

Sin escrupulos

jueves, 16 de septiembre de 2010

Por el cinismo de Edward


Estúpidamente sentía una irrevocable atracción hacia aquel cínico que me había tratado de la peor manera, pero que me excitaba en todos los niveles posibles…
Edward Cullen jugaba conmigo, y disfrutaba haciéndolo, y yo como su estúpida que caía a cada rato… pero no me importaba si con ello conseguía algo de él…
Alice tenía razón en todo, pero bueno cuando no lo tenía, desde el primer día en que llegamos a la pubertad, no perdía la oportunidad de tratar de conseguirme novio… uno de sus candidatos favoritos era su hermano de cabello cobrizo que me hacia suspirar y reír a cada 5 segundos estúpidamente.
Jamás había experimentado esas cosas tan placenteras como solo el perfecto de Edward Cullen me hacía sentir… ahora recordaba que en mi cumpleaños número 18 fue un día tan majestuoso, pues fue el día en que Edward me quitó la virginidad y fui de él… fue una noche de placeres mundanos, alcohol y sexo… demasiado sexo…
Para suerte mía después de lo sucedido ninguno de los dos lo volvió a mencionar, salvo aquellas veces que el rompe corazones se divertía haciendo bromas al respecto… para mis amigos Rose, Jasper, Emmet y Alice, no era ningún secreto, pero no era nada gracioso cuando lo hacía en frente de mis padres…
Teníamos como una especie de free, algo de sexo seguro sin compromisos, claro que lo disfrutaba y cada vez era más placentero, pero todo cambio cuando me enteré que no era la única… aunque claro eso lo sabía de antemano, pero el saber que andaba de boca suelta con las demás sobre mi fue lo que no soporté, se suponía que esas noches de sexo furtivo lleno de placeres sin arrepentimiento, eran muy íntimos… fue lo que culminó con nuestra especie de trato y me alejé de aquel estúpido pero sexi imbécil.
Cada quien hizo sus vidas, cada quien tomó rumbos distintos y al parecer a él no le pareció importar nuestro especie de rompimiento, “Pues mal por él”, me decía los demás, en especial Emmet, “El se lo pierde, no sabe en verdad de lo que se pierde” claro que él lo sabía a ciencia cierta ya que en un tiempo Emmet y yo tuvimos nuestros pequeños encuentros furtivos, pero de eso ya hacía mucho y ahora solo nos divertíamos recordando viejos tiempos, incluso Rose (su actual novia) se divertía bromeando con nosotros, claro era una desalmada frívola barbie, pero era mi desalmada frívola barbie favorita y la adoraba…
Ya habían pasado 5 años de lo de Edward Cullen y en verdad lo odiaba por haber dicho todo eso de mi, igual sonaba como una frígida traumada como bien me llamaban mis compañeras de la universidad, la maldita de Tanya y su cómplice perra Jane, eran las zorras del lugar y nadie se les escapaba… simplemente las odiábamos, pero cada quien por su lado…
Lo cierto era que no tenía nada de frígida ni traumada, me divertía a montones y eso se lo debía al pequeño Jacob Black… un mocoso de segundo año con el que me divertía los fines de semana solo para calmar las ansias… se desvivía estúpidamente por mí, pero desde un principio le había dejado en claro que solo era cuestión sin compromisos, claro no era el único, algunas veces estaba ese sexi chico de natación, Demetri, el me provocaba los mejores orgasmos de todo mi vida…
Todo simplemente marchaba perfecto, hasta hoy en la mañana que Alice venia saltando como loca por toda la habitación con un sobre en sus manos… una carta al parecer…
“-Que ocurre enana…- le decía Rose
-Pues nada solo que Edward se muda por su último año para acá…- mierda… pensé, la vida era demasiado perfecta para ser verdad…
-Wow! Alice –dije- y que acaso el antiguo de tu hermano no sabe que ya existe el E-mail…
Al unisonó las tres empezamos a reír, hasta que aquella figura se apareció de improviso, destruyéndome por completo…
-Pues como sea… -decía la figura, sabia quien era pero mi cerebro no quería soltar el nombre- pero este antiguo llegó para quedarse… junto con unas chicas mas…-
Era Edward que se introducía peligrosamente a la habitación… Alice saltó hacia el dándole besos en la mejilla…
-Qué bueno que regresas…-
-Gracias hermana te extrañé…- miró a Rose- y tu rose más hermosa que siempre…- esta solo le sonrió para abrazarlo y pellizcarle una nalga…- y Tu ¿Bella? Ni un abrazo merezco… vamos te reservé lo mejor para ti…- al instante me hizo una cara tan excitante que cada cabello de mi se erizo.
-No gracias sé lo que es… y a mi experiencia prefiero otros partidos…-
Al instante todos rieron… y las chicas salieron de la habitación “malditas” fue lo que articulé en vano ya que dieron un portazo… dejándonos a Edward y a mi solos…
Yo solo me paré para tomar mi bolso y salir pero cuando menos lo pensé Edward me acorraló, llegándome por atrás y susurrándome peligrosamente al oído.
-¿Con que otros partidos? ¿Eh?...- rápidamente me empecé a excitar, pero luchaba por qué no sucediera… pero maldita sea Edward era tan… Edward… simplemente perfecto…
Me giró hacia él, su rostro estaba a escasos centímetros del mío, su aliento me hacia cosquillas y sus manos posadas en mi cintura me hacían temblar.
Mis manos descansaban en su fuerte pecho… estaba tan estúpidamente excitada y Edward lo sabía y volvía a jugar conmigo…
Este lo disfrutaba ya que se acercó sin que pudiera advertirlo y me besó con ferocidad… su lengua jugaba con la mía, pero tenía que parar…
-No pretendas tener sexo y después marcharte…- dije con el aliento cortado, este solo sonrió
-No pretendo hacerlo, como oíste… vengo para quedarme…-
Siguió besándome en lo que desabrochaba mi blusa, yo hacía lo mismo con su pantalón… este mordió mi labio y yo le ayudé a sacar mi falda, me quitó de un solo tirón la parte posterior de mi ropa intima y empezó a lamer mis senos provocando que gimiera con locura… después saco mis pantaletas y yo sus bóxers colocados perfectamente en su cintura, y lo que sucedió después estuvo lleno de placer inmenso, sin duda solo como Edward Cullen podía hacerlo, mis piernas lo enroscaron por la cintura y este solo me sentó en el tocador, no dejaba de besarme y tocar mis senos, en lo que su miembro se movía de adentro para afuera en mi… simplemente era el momento orgásmico que jamás había sentido.
-Mas fuerte…- le dije entrecortadamente
Y entre besos, caricias, gemidos y placeres nos perdimos en un universo de perfecto placer carnal…